El papa Francisco ha instituido la Jornada Mundial de Oración para el
Cuidado de la Creación, y lo ha hecho a través de una carta enviada al cardenal
Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, y
al cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de
la Unidad de los Cristianos. Se celebrará cada año el
1 de septiembre.
Esta jornada será un nuevo signo visible de la preocupación del Santo Padre y
de la Iglesia por la Creación y su cuidado, tal y como ha quedado reflejado en
la recién publicada encíclica Laudato
Si’.
El Metropolita Ioannis de Pérgamo, durante su intervención en la
presentación de la Encíclica Laudato si’, contó que ya desde 1989, el
Patriarcado Ecuménico decidió dedicar el 1 de septiembre de cada año para orar
por el medio ambiente. Y se preguntó si no podría ser una jornada de oración
para todos los cristianos. Tal y como lo explica Francisco al inicio de su
carta, acogiendo esta sugerencia, ha decidido instituir también en la Iglesia
Católica la «Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación».
El Pontífice recuerda una vez más que como cristianos, “queremos ofrecer
nuestra contribución para superar la crisis ecológica que está viviendo la
humanidad”. Para ello --asegura-- debemos ante todo extraer de nuestro rico
patrimonio espiritual las motivaciones que alimentan la pasión por el cuidado
de la creación.
De este modo, el Papa advierte que “la crisis ecológica nos llama por tanto
a una profunda conversión espiritual”. Por eso, subraya que los cristianos
están llamados a una "conversión ecológica, que implica dejar brotar todas
las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo
que los rodea".
La Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, explica
Francisco en su carta, ofrecerá́ a cada creyente y a las comunidades “una
valiosa oportunidad de renovar la adhesión personal a la propia vocación de
custodios de la creación, elevando a Dios una acción de gracias por la
maravillosa obra que Él ha confiado a nuestro cuidado, invocando su ayuda para
la protección de la creación y su misericordia por los pecados cometidos contra
el mundo en el que vivimos”.
Además, también reconoce que la celebración de la Jornada en la misma fecha
que la Iglesia Ortodoxa “será́ una buena ocasión para testimoniar nuestra
creciente comunión con los hermanos ortodoxos”.
Al respecto, asegura que vivimos en un tiempo en el que los cristianos
afrontan idénticos e importantes desafíos, y a los que se debe dar respuestas
comunes, “si queremos ser más creíbles y eficaces”. Asimismo, el Santo Padre
manifestó su deseo de que esta Jornada pueda contar con la participación de
otras Iglesias y Comunidades eclesiales y se pueda celebrar en sintonía con las
iniciativas que el Consejo Ecuménico de las Iglesias promueve sobre este tema.
A continuación, el Papa pide al cardenal Turkson que ponga en conocimiento
de las Comisiones de Justicia y Paz de las Conferencias Episcopales, así́ como
de los Organismos nacionales e internacionales que trabajan en el ámbito
ecológico, la institución de esta Jornada, para que la celebración “se organice
debidamente con la participación de todo el Pueblo de Dios: sacerdotes,
religiosos, religiosas y fieles laicos”. Este dicasterio deberá llevar a cabo
iniciativas adecuadas de promoción y animación, “para que esta celebración
anual sea un momento intenso de oración, reflexión, conversión y asunción de
estilos de vida coherentes”.
Finalmente, la petición para el cardenal Koch, presidente del Pontificio
Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, es que se ponga en
contacto con el Patriarcado Ecuménico y con las demás realidades ecuménicas,
“para que dicha Jornada Mundial sea signo de un camino que todos los creyentes
en Cristo recorren juntos”. Este dicasterio se ocupará de la coordinación con
iniciativas similares organizadas por el Consejo Ecuménico de las Iglesias.
ZENIT.org