domingo, 8 de junio de 2014

MISA DE ENVÍO DEL NUEVO CONSEJO LOCAL - SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS



Queridos hermanos y hermanas:

Nuestra realidad de hijos crea como consecuencia inmediata una relación entre nosotros: nos hace hermanos, hermanos (en el Hijo): “Ustedes no se hagan llamar maestros, pues uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos” (Mt. 23,8).Todos formando parte de un solo cuerpo en Cristo, como dice San Pablo (1Cor. 12, 13).
Entonces no somos hermanos porque nos hacemos hermanos entre nosotros, o porque nos juntamos para hacer una fraternidad, lo somos a partir de CRISTO, y no solamente entre nosotros sino con todos los hombres y mujeres. Es la Gracia que compartimos con todos los que tienen el mismo Espíritu de Jesús. Y si se quiere, hermanos también con todas las creaturas, por ser llamadas a la existencia por el único creador, (“loado seas mi Señor, con todas tus creaturas, especialmente el hermano sol… la hermana luna y las estrellas… el hermano viento…”) [BAC pg 55].
La fraternidad entonces es universal y el vivir como hermanos será lo que nos hará sentir, la presencia del Padre, o lo que es lo mismo, sentirnos hijos.
Esta es nuestra identidad más profunda a la que Dios ha llamado a todos los hombres: a ser hijos en el Hijo. Y ya, antes de la creación del mundo, como dice San Pablo (Ef. 1,3). Entonces somos hijos de nuestro Padre Dios y hermanos entre nosotros.
Pero a nosotros, los franciscanos, nos llamó a vivir de una manera diferente esa identidad de hermanos, nos llamó a vivirla como seglares y en minoridad, como el que sirve a todos los demás, como el que lava los pies a los hermanos, siguiendo el ejemplo de Jesús (Jn.13, 15).
Somos seglares en minoridad, si reconociendo nuestra absoluta pobreza espiritual y dependencia de Dios, tomamos conciencia de su Amor infinito, no solo por habernos creado, sino por la forma como hemos sido redimidos, con todo lo que ello implica de la Encarnación, Pasión de Jesús, por la libertad con que somos invitados a regresar al Padre. Y nosotros como respuesta a ese amor, nos volvemos totalmente a Él, con el corazón infinitamente agradecido y por lo tanto abierto a su querer, convirtiéndonos así en instrumentos de su Amor, Perdón, Alegría y Paz.
La fraternidad local, es la gracia que se nos da para ejercer, para vivir la minoridad seglar, concretamente.
Porque la minoridad no es simplemente un concepto, es Vida que se trasmite y se recibe de los hermanos y hermanas con quienes fraternizamos. Es la forma de servirnos mutuamente.
Servidores, en principio, de los hermanos y hermanas de la fraternidad, pues ahí es donde, como se dijo, se realiza la minoridad y pobreza espiritual, y éstas se hacen extensivas a todo lo creado. Viviéndolas es como se las predica, como se las anuncia y como tiene eficacia. El servicio que se presta no es otro que entregar lo que hemos recibido, el Espíritu del Señor, es decir, nos hace instrumentos amorosos de la Ternura de Dios.
Y la pobreza con que Él nos dotó, es una gracia, porque es para llenarnos de ese tesoro que es Él mismo, “…tenemos este Tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros” (2Cor. 4,7).
El servicio al otro se realiza mediante el don que el Señor ha dado a cada uno, pues “a unos puso Dios en la Iglesia como apóstoles, a otros profetas, a otros maestros, luego los que hacen milagros, los que sanan…” (1Cor. 12,28)
Y es mediante ese don entonces que podemos servir a los demás. Pues todo don es dado para ser puesto al servicio del otro.
Esta es la identidad a la que somos llamados. Toda ella es gracia, todo es don, todo es regalo. La identidad se vive en el seguimiento de Jesús.

Paz y Bien
Hno. Ricardo Núñez, OFS
Ministro Local

No hay comentarios:

Publicar un comentario